Rodríguez Sinclair: guía y protector del pueblo rama
El joven informático de URACCAN, Deshon Rodríguez Sinclair, en la Academia de Geografía e Historia, ubicada en el Palacio Nacional de la Cultura.
Por
Ricardo Guzmán
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 1. La paz de las voces familiares

El caluroso mediodía del 23 de abril, Rodríguez Sinclair lucía pensativo frente al Palacio Nacional de la Cultura, aguardando impaciente a que fuera la 1:00 p.m. para entrar a la sede de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua (AGH), donde recibiría el Premio a la Investigación Eduard Conzemius.

“Estoy nervioso”- dijo. Y luego retornó a su silencio. Caminaba de un extremo a otro bajo el frontón triangular del edificio neoclásico. Su celular sonaba una y otra vez: sus profesores y compañeros de URACCAN en Bluefields ya estaban enterados de la estupenda noticia y ansiaban felicitarlo. Entonces alternaba, tras cada llamada, el creole, el español y el inglés.

Y solo en la medida que escuchaba las voces familiares se fue sintiendo más tranquilo y acompañado, como si las merecidas felicitaciones que recibía traían consigo un aire fresco y reconfortante.

2. Rodríguez Sinclair: “Este premio se lo dedico a mi universidad URACCAN”

El acto de premiación inició puntual, con un número estricto de personas: de tres galardonados que hubo, cada uno solo podía llevar a un acompañante. Y Deshon Rodríguez Sinclair recorrió 383 kilómetros desde Bluefields hasta Managua.

Deshon estaba seguro del valor de su trabajo, de que a través de él rendía tributo al pueblo rama, a su lucha desigual por la sobrevivencia de su lengua, de su cultura. Sabía que estaba ahí porque su investigación era valiosa, porque no solo se representaba a sí mismo, sino también a la etnia rama, a su madre y a su padre, a su universidad URACCAN.

Sin tanta ceremonia, dada la coyuntura en salud por la COVID-19, la profesora de la UNAN-Managua y miembro de número de la AGH, Msc. Ligia Madrigal Mendieta, dio las palabras de bienvenida y las felicitaciones a los tres ganadores, siendo Deshon el único originario de la Costa Caribe.

Luego, el secretario de la AGH, Dr. Jorge Eduardo Arellano, leyó las bases del concurso y elogió particularmente a Deshon porque su ensayo investigativo estaba “bien documentado y había incluido numerosas fuentes etnográficas y entrevistas, recuperando así la oralidad y memoria histórica de sus antepasados”.

Además, agregó el académico, “rinde homenaje al magisterio de la profesora Nora Rigby, quien es la principal difusora de la cultura y la lengua rama”.

Entonces, el joven informático de la URACCAN, feliz y orgulloso, respondió con este breve pero vehemente discurso:

“Mi objetivo era que se escucharan las voces de un pueblo que está luchando por su identidad, un pueblo que a pesar de ser una de las etnias autóctonas de la Costa Caribe es la menos conocida y existen pocos registros de ella. Sin embargo, estoy feliz de poder hacer mi aporte, esperando que alguien en un futuro lea mi ensayo y se enamore de esa etnia, se interese en esa etnia, que tenga un interés genuino como el que yo tuve al investigar sobre los ramas. Estoy muy feliz de que se haya escuchado, muy feliz de que mi ensayo haya sido valorado. Muchas gracias a la Academia por fomentar el ámbito y la disciplina de la investigación en los jóvenes. También deseo agradecer a la Embajada de Luxemburgo por promover la formación nicaragüense.

Este premio se lo dedico a mi universidad URACCAN, la cual me apoyó mucho. Muchas felicidades también a los demás ganadores”.

3. Rodríguez Sinclair: El joven Turkmala del pueblo rama

El ensayo de Deshon se titula “Vigencias socioculturales de un pueblo ante el ocaso de su lengua: Los Ramas, luchando por su identidad”.

Para participar en el concurso Eduard Conzemius, Deshon usó el seudónimo “El Turkmala”, el cual proviene de la lengua rama. El Turkmala es una especie de sacerdote indígena, con poderes sobrenaturales, que guía y protege a su pueblo.

Rodríguez Sinclair ofrece esta investigación al pueblo rama, para guiarlo hacia la esperanza y protegerlo de toda amenaza de extinción de su lengua y su cultura. El Turkmala, según este carismático joven, es también un curandero. Y él mismo siente la profunda necesidad de curar las heridas de los indígenas ramas, esas heridas que llevan siglos sin sanar.

No obstante, en su valiosa investigación, Rodríguez Sinclair apela a la fortaleza del pueblo rama, al cual define como un “ejemplo inspirador de resistencia”. Esta etnia sigue luchando por cuidar celosamente su herencia cultural, a pesar de que es la más reducida del Caribe, pues apenas alcanza “el o.5% de la población de las dos Regiones Autónomas”.  

El pueblo rama ha sobrevivido a difíciles procesos de transformación identitaria, por la cercanía con Bluefields y su fuerte influencia; por las misiones moravas que condenaban su cultura y a cuya lengua llamaban peyorativamente “la lengua del tigre”.

Pero pese a todo ello, asegura este joven Turkmala, los ramas siguen resistiendo a través de su gastronomía, sus leyendas y creencias, su forma de vida y subsistencia. En este sentido, agradece mediante su investigación a Miss Nora Rigby, quien luchó por revitalizar la lengua rama y por quien hoy en día existe un proyecto estatal para revitalizarla, aunque hay todavía “mucho por hacer y muchas preguntas sin responder respecto al origen de los ramas”, por la falta de registros históricos.

El único registro histórico de los ramas es su lengua, su fuerte cultura oral. De ahí el encomiable magisterio de Miss Nora Rigby, cuyo nombre enaltece la biblioteca de URACCAN en Bluefields.

Este joven Turkmala también habla con respeto de sus ancianos a lo largo de su investigación, pues para él la palabra de los ancestros es sagrada. Por ello también recurrió a entrevistarlos, dejando un importante registro de sus creencias y leyendas, donde se relatan los recorridos del pueblo rama por la selva, navegaciones marítimas y fluviales de seres naturales y míticos, gestas de personajes heroicos luchando en defensa del territorio. Estas historias son las que definen a un pueblo, fortalecen su cultura y valor social.

4. "Era momento de detenerme y escuchar con serenidad"

Este proceso investigativo, relata Rodríguez Sinclair, inició en noviembre de 2019, “cuando de la Academia de Geografía e Historia llegaron a invitarnos a participar en el concurso.” Al inicio, Deshon lo tomó como un reto para demostrar que alguien de Informática Administrativa de URACCAN también puede ser excelente en la investigación y la escritura.

Esa tarde, después de un modesto brindis e inquieto por el joven caribeño que había despertado su interés académico, el secretario de la AGH, Dr. Arellano, le preguntó frontalmente: “¿Cuando los miembros de la etnia rama llegan a Bluefields, son visibles, reconocibles?”

Deshon Rodríguez Sinclair, pareció transformarse y respondió con voz profunda:

-“Antes de hacer este ensayo no habría podido identificarlos. Tuve dos maestros que eran de esa etnia y no lo sabía. Incluso, uno de ellos era mi amigo. Conocía solamente las generalidades de los ramas, lo que cualquier persona de Bluefields puede saber, sin imaginar lo profundamente enamorado que terminaría de este pueblo.

Siendo tan poco lo que se sabe de los ramas (que se les ve en el muelle de Bluefields, que vienen de la isla Ramakí) y sin quedarme exclusivamente con la descripción de Conzemius, que los describió de estatura de menos de 1.70, de piel morena y el cabello alisado, encontré en ese vacío un espacio importante por explorar y decidí emprender mi investigación.

Al principio quería hacerlo todo deprisa, terminar antes incluso, como cuando los exámenes en URACCAN y queremos ser los primeros en entregar. Sin embargo, a medida que me adentraba en la espiritualidad rama, aprendí a sobrellevar las cosas con calma, a darme el tiempo necesario para interpretar la información y la realidad.

Hubo dos factores importantes que me detuvieron a reflexionar. Uno es de tipo académico, porque en URACCAN, donde he crecido en todas las maneras y donde me he sentido proyectado, aprendí a usar la metodología APA. Y una de las bases del concurso Conzemuis nos exigía usar la metodología Chicago, la cual era totalmente desconocida para mí. Entonces comencé a investigar sobre esa metodología y mis profesores de URACCAN me ayudaron a aplicarla a lo largo del ensayo.

Lo otro, y más trascendente aún, fueron las conversaciones surgidas a partir de ahí con mis profesores de URACCAN que eran de esa etnia y las entrevistas que realicé con don Basilio Benjamins. Para mi sorpresa, uno de estos profesores, Selvano Hudgson, había estudiado con mi mamá cuando jóvenes, en la secundaria. Y el otro, Valerio Solano, fue estudiante de Miss Nora Rigby cuando ella impartía clases de rama en la escuela primaria de Rama Kay y cuyo legado lo llena de orgullo.

Entonces, a través de ellos y de toda la documentación que revisé pacientemente, empecé a escuchar las voces ancestrales de todo un pueblo. Y sentí en mi corazón que era momento de detenerme y escuchar con serenidad.

Me di cuenta que la historia del fuerte y valiente pueblo rama no cabe en unas cuantas páginas ni se recoge en unos cuantos meses, ni siquiera en varios tomos ni en muchos años. Por eso espero que mi aporte sea de utilidad para futuras investigaciones, para continuar con este legado de Miss Nora Rigby y de mi universidad URACCAN, y que otros jóvenes se enamoren de una forma tan genuina como me enamoré yo del pueblo rama.

Solo así fui consciente de que soy, con mi ensayo, un medio a través del cual la etnia rama relata la historia de su lucha, la lucha por su identidad y el rescate de su lengua".