Teisey Allen, psicóloga y docente de la URACCAN.
Desde un abordaje intercultural
La salud mental de la población de la Costa Caribe nicaragüense ha sido una de las grandes preocupaciones que ha resaltado la URACCAN ante la eminente propagación de la COVID-19, por eso, en el marco del conversatorio “Abordaje de la Salud Intercultural ante la Pandemia COVID-19”, organizado por Rectoría a través de la Cátedra UNESCO “Sabidurías y Conocimientos de los Pueblos” instalada en esta casa de estudios comunitaria intercultural, se abordaron aspectos referidos al manejo del estrés.
Al respecto, Teisey Allen, psicóloga y docente de la universidad en el recinto Bilwi, abordó esta temática, resaltando aspectos importantes sobre el manejo del estrés, la angustia y la depresión a causa de la COVID-19 desde un abordaje integral e intercultural.
La Organización Mundial de Salud (OMS), define la Salud Mental como un estado de bienestar en el que la persona es consciente de sus propias capacidades, que puede hacerle frente a las diversas situaciones y circunstancias a lo que el ser humano se enfrenta y convive. En cambio, los trastornos mentales se refieren a una amplia gama de condiciones de salud mental que afectan temporal y sustancialmente a la capacidad de las personas para afrontar las demandas de la vida diaria, lo que puede causar malestares o alteraciones psicológicas en el pensamiento, la percepción y el estado de ánimo, personalidad e inclusive de comportamiento.
En este sentido, la académica y psicóloga Allen compartió algunas preocupaciones que desde el seno de la comunidad estudiantil se están presentando en la universidad, pues, algunas familias se han enfocado en el pánico generado por la mala información difundida por algunos medios de comunicación y redes sociales, esto produce un deterioro en la salud mental de la población caribeña, que se debe atender desde la Psicología, “esto genera histeria familiar (…), le he preguntado a algunos estudiantes, ¿por qué le tienen miedo a (la) COVID-19?, (y ellos) responden: porque mata. ¿Acaso la malaria no nos mata, el dengue no nos mata? Claro que sí, lo único que ahora ha habido mayor cobertura mediática, con la COVID-19” se ha multiplicado la información de manera desproporcionada.
“Somos muy impulsivos y a veces tendemos a ser agresivos y violentos en las situaciones de estrés grave”, expuso Teisey, enfatizando en que la población porteña por consecuencia del miedo, produce un proceso de ansiedad y angustia que afecta directamente la mentalidad de las personas, ante esto, propuso que, “en vez de separarnos deberíamos unirnos como personas, cero pánicos y tratar de reestablecer esos vínculos permitiendo que todos en la comunidad estemos sanos”.
Del mismo modo, Allen enfatizó en que las personas mal informadas están creando un ambiente de víctimas, “ahí es donde debemos hacer un alto”, resaltando que, la medicina tradicional es una de las alternativas para combatir la ansiedad, la angustia y el estrés causados por la COVID-19. “Aquí siempre hemos tenido un sistema de salud propio y han enfrentado más adversidades a lo largo de la historia, y ven, seguimos aquí, estamos aquí”, expresó la psicóloga.
La construcción de los hábitos personales
Al concluir, la joven académica habló sobre la construcción de los hábitos, que se necesitan comenzar con pequeñas acciones desde el hogar, “las cuales son: lavarse las manos constantemente, utilizar agua, jabón, hagamos una canción durante el tiempo que nos las estemos lavando, no es tan difícil eso, porque todavía en nuestra mente no estamos en riesgo”, finalizó.
La URACCAN, desde la Rectoría con el acompañamiento de académicos y académicas y el área de Ciencias de la Salud, está trabajando en una investigación para sobrellevar los períodos de crisis de salud mental en la comunidad universitaria, titulada “Salud mental de la comunidad universitaria multicultural ante la COVID-19: Prácticas de resiliencia emocional con perspectiva intercultural de género”.
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