Un camino que se teje colectivamente desde la diversidad y el respeto

Por: Yulmar Montoya

En el marco del XII Congreso Centroamericano de Antropología, celebrado en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), organizado por la Red Centroamericana de Antropología, desarrollado del 11 al 14 de Noviembre del 2019, en el Recinto Rubén Darío (RURD), de esta casa de estudios superiores, la Dra. Alta Hooker Blandford, rectora de la URACCAN, brindó la Conferencia Magistral “Interculturalidad: una propuesta para el desarrollo humano sostenible de los pueblos originarios y afrodescendientes”.

En el encuentro internacional, contó con la participación de intelectuales, líderes, lideresas y estudiantes de la Antropología en sus diversas ramas, dosificando el intercambio de la palabra y socialización de los conocimientos diversos desde una Centroamérica diversa que sueña y aspira a la integridad del istmo desde sus diferentes sueños y anhelos.

Una región multicultural

“América Latina y el Caribe, es un encuentro de pueblos y culturas”, inició la rectora Hooker, la conferencia magistral, destacando que según datos del CEPAL describe que en la actualidad se registran en la región “viven 42 millones de personas indígenas y 123 millones de afrodescendientes, haciendo de esto un mosaico de culturas, saberes, haceres, sentires, tradiciones, valores y manera diferente de ver y vivir el mundo”.

Un continente diverso

“Esta diversidad cultural se encuentra enraizada en las memorias, historias, lenguas, cosmovisiones, espiritualidad, identidades de los pueblos; en sus infraestructuras organizativas, conocimientos ancestrales y sus vínculos territoriales”, destacó la Dra. Hooker.

Los pueblos indígenas y afrodescendientes son un semillero del conocimiento ancestral que camina la palabra acompañados desde sus ancestros que aportan al fortalecimiento de sus cosmovisiones e identidad arraigada desde la identidad propia y el sentimiento de la necesidad de construir un mundo mejor en la diversidad.

Un conocimiento desde la espiritualidad

En medio de la riqueza que teje la buena andanza de la multiculturalidad, que parte desde el conocimiento propio y ancestral, los saberes y haceres caminan con el acompañamiento de los mayores y mayoras, sabios y sabias que muestran el camino para continuar la lucha por la integridad y la inclusión.

“Somos como pueblos, herederos de conocimientos ancestrales aprendidos de los abuelos y abuelas, que nos han servido para vivir y permanecer en el tiempo. Construimos nuestras casas y territorios con normativas propias. Nos curamos con la medicina tradicional. Practicamos nuestras lenguas y la espiritualidad para poder caminar la palabra como parte fundamental de la vida en comunidad”, subrayó Hooker Blandford.

Fortalezas y desafíos

Con el devenir de los años, los diferentes Estados y países del mundo, han venido adoptando y promoviendo medidas que aportan al ejercicio de los haceres desde el pensamiento propio y desde la autodeterminación de los pueblos.

“Es meritorio reconocer la aprobación de diversos instrumentos jurídicos, nacionales y regionales que reconocen la existencia de una América Latina diversa, multiétnica, plurilingüe, pluricultural, así como declaraciones que afirman la amplia difusión de la cultura y la educación de la humanidad para la justicia, la libertada, la interculturalidad y la paz”, agregó.

La rectora, también destacó que “para dar salida a las necesidades de los pueblos indígenas y afrodescendientes, en el año 2000, los 189 países miembros de las Naciones Unidas, acordaron alcanzar 8 propósitos que acordaron llamar: Objetivos de Desarrollo Sostenible; un llamado que es universal para adoptar medidas y poner fin a la pobreza, y así poder proteger al planeta”.

Además reconoció que esto viene a “garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad, donde los pueblos indígenas son mencionados 6 veces, incluso en dos de los 17 objetivos, en la meta 2.3 habla sobre el hambre y la seguridad alimentaria; y en la meta 4.5 sobre la educación, sin embargo, se necesita de una transformación significativa de todos los sistemas debido a que todavía persisten desigualdades, persisten inequidades, conflictos y dificultades en la comprensión e inclusión, desarrollándose aún imaginarios nacionales homogenizantes y colonizadores. Se requieren enfoques propios de valoración y aportes a la construcción de ciudadanías interculturales que necesitan espacios de diálogos reales y efectivos para que esto se pueda lograr”.

Hoy más que nunca América Latina y el Caribe, fundamentalmente sus pueblos, reclaman cambios profundos a la manera tradicional de mirar y atender la ciencia, los conocimientos, las sabidurías y el desarrollo.

La Interculturalidad como enfoque de derechos

La interculturalidad es un elemento de interacción, relacionamiento, respeto y entendimiento mutuo como que muestra una ruta que construye vías y puentes en aras de la construcción colectiva que aporta y consolidad el Buen Vivir de los pueblos en la diversidad y comunitariedad.

“En este marco incluir la interculturalidad como elementos básicos de los diferentes sistemas, implica que se asume la diversidad cultural desde una perspectiva de respeto, de equidad social, desde una perspectiva que todos los sectores de la sociedad deben de asumir hacia los otros. Esta perspectiva tiene que partir de la premisa de que todas las culturas tienen el derecho a ser desarrolladas y a contribuir desde sus particularidades y diferencias a la construcción de todos los países y de nuestras naciones”, hizo hincapié la rectora.

Y reflexionó que “la interculturalidad nos debe de ayudar para poder construir esas relaciones equitativas y dialógicas que soñamos y aspiramos con personas de distintas tradiciones socioculturales, quizás este sea el nivel más importante y difícil de trabajar, conocer y valorar a los otros, pero especialmente desarrollar una actitud de reconocimiento y respeto de sus derechos, eso es un reto para todos y todas”, afianzando y destacando de manera particular que “la interculturalidad debe de ser un proceso en permanente construcción, con establecimientos y fortalecimientos de espacios de diálogos, de comunicación e interacción horizontal de doble vía entre personas, comunidades y pueblos de diferentes culturas donde la gobernabilidad y el valor de la palabra juegan un papel fundamental”, concluyó.